APUNTES DE REPORTERO
Cortesía por: David Monroy
• Hoy, el promotor de esa estulticia impulsa entre los diputados un fondo de 600 mdp ¿a qué costo?
David Monroy
Era la LIII legislatura, conocida como la peor y más corrupta que ha surcado los cielos del Poder Legislativo.
Era una reunión de la Junta Política y de Gobierno, y en el ambiente médico persistía un clima de tensión y, de un lado, de cierta zozobra y temor de que los diputados de Morelos modificaran la ley y equipararan en prerrogativas a los cirujanos plásticos y a los estéticos.
La lucha se libraba en la prensa, en las reuniones con diputados, y también, debajo de la mesa, donde los cirujanos estéticos ponían su parte para lograr su objetivo: no tener restricciones legales para hacer los mismos que un cirujano plástico.
En esa reunión de la Junta Política se discutían varios temas, y hacia el final de ella, un diputado locuaz y sin vergüenza, pidió a sus homólogos “echarles la mano” a los cirujanos estéticos. Intercedía por ellos pese a los argumentos científicos, técnicos y éticos que en todo momento impulsaron los cirujanos plásticos.
La reunión se celebraba en un hotel del norte de la ciudad. En ese espacio, ya eran habituales algunas de las reuniones “cerradas” de la LIII legislatura y de los grupos parlamentarios.
Justo en una de esas reuniones exclusivas de liderazgos políticos de la Cámara de Diputados, este legislador local por un partido que está prácticamente extinto, sacó su última carta para “ayudarle” los médicos estéticos, que se ofenden si las llamas cosmetólogos.
No era la primera vez que este ex diputado buscaba la forma de que sus compañeros dieran la venia para reformas las leyes y darle lo que querían a los cirujanos estéticos ¿A costa de qué? Quizás nunca lo sabremos, pero si lo imaginamos.
Para “debatir” el tema en torno de esa mesa, fueron invitados el ex secretario de Salud, Victor Caballero (médico) y el padre de ese diputado (médico también) y a quienes se les pidió su opinión técnica, médica y ética de equiparar legalmente a plásticos y estéticos.
Ambos fueron contundentes: No era posible y mucho menos correcto. Silencio en la sala, y acto seguido, los médicos fueron despedidos y la reunión en Petit, siguió.
Antes de que concluyera la reunión, el locuaz diputado contraatacó, y ya no fue sólo la petición “de cuates” para reformar la ley, ahora la solicitud venía acompañada de un intercambio o pago de favores, y la soltó.
Palabras más, palabras menos: “Oigan, los médicos estéticos quieren que les echemos la mano y nos ofrecen dos operaciones gratis para cada uno de nosotros… para ustedes diputadas, para ustedes diputados, para sus esposas o para sus “novias”.
Nadie aceptó incluirse en la lista de esas 60 operaciones “gratis”.
El ofrecimiento causó hilaridad pero también estupor… hoy esa anécdota avergüenza a los más sin vergüenzas de esa legislatura, pero también retrata -otra vez- de cuerpo completo a ese ex diputado que ahora no sólo impulsa “crear” un fondo de casi 600 millones para los diputados de Morelos, sino que también intenta quedarse al frente de dicho proyecto, donde lo único que habrá es dinero, mucho dinero.
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