La comunidad artística y cultural está de luto con la partida del pintor muralista, Roberto Rodríguez Navarro, último pintor de la vieja escuela y cuyo legado perdurará en la memoria de aquellos que admiraron su talento.
Originario de Guerrero, pero adoptado por Cuernavaca como su segundo hogar, Roberto dejó una huella imborrable en la escena artística de Morelos y más allá, al dejar murales en otros estados de la República.
La historia de Roberto está entrelazada con la generosidad del español Prego García, poeta y escritor, quien compartió no solo su amistad, sino también su pasión por la literatura y las artes plásticas. Fue este apoyo desinteresado el que sembró en el corazón de Roberto la semilla del amor por la lectura y el arte, marcando el inicio de una carrera que enriquecería el patrimonio cultural.
Roberto Rodríguez Navarro, inicialmente maestro y pintor de cuadros, encontró su vocación en el arte mural durante el histórico movimiento estudiantil de 1968. Solicitado para plasmar en un mural los acontecimientos del 2 de octubre, se convirtió en el primer pintor en abordar visualmente este trascendental episodio de la historia mexicana. Este hecho marcó el comienzo de una serie de 27 murales a lo largo de su carrera, consolidando su posición como uno de los muralistas más destacados de su generación.
Hace más de dos décadas, Roberto Rodríguez Navarro eligió radicar en Morelos, donde dejó su huella artística a través de obras maestras que resaltan la riqueza histórica y cultural de la región. Entre sus creaciones más notables se encuentra «El ventanal de nuestra historia», un imponente mural ubicado en la biblioteca del Parque Alameda Luis Donaldo Colosio en Cuernavaca que fue creada en 1994 donde narra la fascinante historia del estado de Morelos.
El Caudillo del Sur, es otro de los murales más importantes que marcan la historia de Morelos y de México; se ubica en el corazón de Anenecuilco, dentro del Museo Casa Zapata, y que incluso como homenaje a este importante legado, fueron creadas varias replicas y fue parte de la imagen de una edición especial de un billete de lotería.
La partida de Roberto Rodríguez Navarro deja un vacío en el mundo artístico, pero su legado perdurará en cada pincelada de sus murales, recordándonos la importancia de la creatividad y la expresión artística en la construcción de la identidad cultural.