La situación de emergencia sanitaria que ha obligado a permanecer en casa para salvaguardar la salud ha puesto de manera hiper visible la realidad que viven miles de mujeres en sus entornos y que es un mal mucho mayor y más antiguo que el propio COVID19; las violencias que se ejercen en casa y que vulneran a las mujeres, máxime cuando los agresores están cerca por tanto tiempo.
La disposición de confinamiento ha develado el riesgo al que están expuestas no sólo mujeres, sino niñas y niños a quienes se debe también procurarles estabilidad y seguridad en sus hogares.
«Quedarnos en casa ya no resulta tan seguro si la violencia doméstica es una realidad, estar confinadas a un espacio común con violentadores es un peligro inminente que hoy, se está manifestando de manera exponencial».
Los insultos, el abuso físico, verbal y sexual se han intensificado de acuerdo con el último reporte del Secretariado Ejecutivo durante esta cuarentena por la pandemia de salud COVID-19.
Es cierto que la realidad exige medidas desde el Estado para mantenerse a salvo de contagio del virus, pero también lo es, que es responsabilidad del mismo garantizar a las mujeres, niñas y niños las condiciones mínimas para su seguridad en el entorno familiar. No podemos combatir una pandemia si se descuida otra que se expande más rápidamente.
Durante la cuarentena, cada hora se registran en promedio, 155 llamadas de auxilio a nivel nacional relacionadas a la violencia doméstica, un 80% más que antes en la línea telefónica de la red nacional de refugios y un 28% en la del número de emergencias 911. La violencia de género no cede, y aún cuando la dinámica de movilidad ha cambiado, la cifra de feminicidios durante este período se ha elevado alarmantemente con 163 casos, de los cuales, lastimosamente, 16 fueron con niñas menores de 16 años, lo que pone en una cruda perspectiva la realidad de la violencia y la nula atención que tiene esta de las estructuras de gobierno en todos los niveles.
Desde Mujeres en Movimiento «hacemos un llamado enérgico a las autoridades para que el plan de emergencia también sea pensada para las mujeres que se encuentran en una situación de violencia, que se diseñen los mecanismos necesarios, se construyan los puentes oportunos y se implementen medidas urgentes para frenar la violencia de género durante la contingencia sanitaria por el COVID-19».
El hecho de que hoy se esté en una situación atípica no debe ser motivo para frenar el trabajo en materia de derechos humanos de las mujeres, es incluso ahora el momento de redoblar los esfuerzos, por ello, es imprescindible atender lo siguiente con carácter de impostergable:
- Buscar, a través de los ayuntamientos que las instancias municipales cuenten con la infraestructura y el presupuesto para responder en territorio a las mujeres que reporten violencia de género, de manera eficiente, sobre todo en aquellos que ya cuentan con Alerta de Violencia de Género y que por esa naturaleza son menos seguros para las mujeres.
- La garantía de derechos no es atravesada por ninguna contingencia, por lo que se deben seguir atendiendo los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, considerando la latencia de embarazos no deseados, por lo que el acceso a asesorías y métodos anticonceptivos debe seguir vigente.
- Como ha venido sucediendo desde hace meses, los refugios para mujeres no están habilitados casi en la totalidad de los Estados, no obstante es fundamental generar espacios seguros para nosotras, fortalecer centros de justicia de forma operativa y económica y priorizar las zonas en las que se manifiesta mayormente la violencia doméstica.
- Para frenar las violencias machistas es necesario que se atiendan de manera integral, por lo que consideramos urgente generar mecanismos de separación de los victimarios.
- Es indispensable que los centros de denuncia y la línea 911 cuenten con personal capacitado para atender a mujeres que hablan lenguas originarias, pues la violencia también las atraviesa y la falta de estos elementos imposibilita su acceso a la asesoría y la justicia, del mismo modo a mujeres con alguna discapacidad.
- Es urgente habilitar brigadas de atención y protección de la salud mental que estén disponible las 24 horas para que mujeres en situaciones de violencia estén acompañadas de gente con la experiencia para manejar casos de violencia.
- Es indispensable que se maximicen esfuerzos para difundir los números telefónicos de auxilio y apoyo de manera efectiva. La socialización de la información debe ir más allá de los medios de comunicación o digitales y debe extenderse de manera territorial para garantizar que absolutamente todas las mujeres en este país tengan al alcance el apoyo que necesitan en situaciones de riesgo.
- Es importante que las mujeres cuenten con la garantía del pago de cuotas alimentarias durante la contingencia y con las medidas preventivas y de protección a las que tenían acceso antes de la misma.
- Deben abrirse de manera inmediata nuevos espacios de denuncia; las redes de acompañamiento virtuales deben ser también una alternativa segura y confiable para quienes sufren violencia doméstica durante el confinamiento.
- Es prioridad dar seguimiento a la violencia de género durante este período; monitorear, vigilar y acompañar deben ser las máximas de las medidas emergentes contra la violencia de género que crece en los tiempos del COVID-19.
«Las acciones que proponemos son posibles, el ejemplo más claro es el plan emergente que ha puesto en marcha el gobierno de Jalisco, “Quédate en casa, quédate segura” en apoyo a las mujeres, implementando esfuerzos para inhibir y prevenir la violencia de género en los hogares».
El código violeta para la atención eficaz y oportuna en una llamada de auxilio, la ampliación de la fuerza laboral de la Fiscalía para fortalecer el seguimiento a mujeres que cuentan con medidas de protección, o las medidas de contención emocional para hombres durante el período del COVID19 son mecanismos ejemplares que ponen en perspectiva la manera de hacer las cosas de forma eficaz e inmediata.
No hay tiempo que perder, la violencia de género es un cáncer social que crece al abrigo de la indiferencia, no se puede frenar ningún esfuerzo para combatirla, de nada sirve atender una pandemia si la otra sigue matándonos.