¿Quién fue ‘El Chepe’ de la Barona?

Por: Verónica Bacaz #MonitoréameEsta

“Chepe” se convirtió en un auténtico líder social de las colonias de Cuernavaca, tras 20 años aproximadamente de que estuvo lejos de la Barona; regresó para bien, logró rehabilitar los juegos de la segunda glorieta, gestionó tinacos a precios bajos para las familias más necesitadas. Donde no había agua, gestionaba que les llevaran pipas.

Alejandro García Zagal “Chepe” ayudó a los ciudadanos a gestionar descuentos, cuando no podían pagar un impuestos. Tapó los baches que el municipio no se le daba la gana atender, a pesar de que el SAPAC los dejaba abiertos y se convertían en enormes socavones.

“Chepe” será recordado porque siempre se le podía ver barriendo la segunda glorieta de la Barona por las tardes, esa que está entre la avenida Lázaro Cárdenas y la Emiliano Zapata; “Chepe” regaba las plantas en tiempos de secas y mandaba a podar los árboles cuando estos crecían a tal grado que tapaban la vista del rodete donde muchos niños llegaban a jugar. Juntaba la basura, organizaba ferias de calzado y más.

De vez en cuando se le observaba en el ‘chisme’ con las señoras que llevaban a sus niños a jugar a este punto medular de la colonia, pero así se enteraba de lo que requerían las familias. O también lo veían platicando con las encargadas de papelerías, lavanderías, mecánicos o las dueñas de tiendas de abarrotes, así era “Chepe” un ser polémico, controversial y multifacético.

“Chepe” ayudó a los comerciantes del mercado de la Antonio Barona, cuando la pandemia por COVID-19 los obligó a cerrar sus negocios, por la falta de ventas. Les acondicionó un espacio en la segunda glorieta, para que ahí a un costo económico, ofrecieran sus productos, frutas, verduras, enseres a la población; es un punto de mucha afluencia de gente. Era una romería.

Algunas veces “Chepe” abogó por los comerciantes ante los elementos de Protección Civil del municipio, que llegaban a la segunda glorieta a cuidar la sana distancia; la gente llegaba a montones a comprar los productos a bajo costo, la pandemia comenzaba a mermar en los bolsillos de todos.

“Chepe” ayudó a conseguirles lentes a precio modesto, incluso gratis, a los colonos de la Antonio Barona. Sabía de las necesidades de sus vecinos y de las carencias de esta ciudad y por qué no de la colonia más grande de la capital, bastión de muchas campañas políticas.

“Chepe” cerró avenidas, tomó oficinas municipales, se enfrentó al SAPAC, a la CFE al alcalde Francisco Villalobos y demás burócratas que no hacían su trabajo. Ello lo llevó a tomar los pozos de agua, junto con líderes de otras colonias, para evitar que la CFE quitara las cuchillas para cortar el suministro eléctrico a estos, que distribuyen el agua potable a los hogares y así no quedarse sin el líquido tal crucial en tiempos pandémicos en el qué hay que estarse lavando las manos a cada rato.

“Chepe” tenía comunicación con todos los medios y a través de su celular “daba el pitazo” a los reportero, de las acciones previas a realizar por la falta de dicho servicio u otro más; así como por el incumplimiento de las autoridades municipales para resolver el tema de la escasez que ha aquejado miles de familia desde hace meses.

Pero “Chepe” también acompañó a los familiares de los 10 jóvenes asesinados en medio de un funeral el 1 de septiembre de 2020, para exigir a la justicia y que se esclareciera el caso, no los dejó solos.

“Chepe” cumplió años el mes pasado, apenas se había cambiado de casa y quería festejar en grande, con banda de viento y toda la cosa, mucho tiempo vivió en el callejón de Lázaro Cárdenas de la Barona, pero cuando una bala le rozó por el cuello, optó por mudarse, su vida estaba en peligro.

Ese día en que “Chepe” celebró su cumpleaños, se armó una gran algarabía en su balcón de su nueva casa desde dónde colgaba una manta de un partido político; líderes de todos lados le festejaron, incluso transportistas como Dagoberto Rivera, incluso le pregunté a Alex “Perutzi” (reportero) que si había sido invitado, me dijo que si pero no pudo ir. Pero que “Chepe” siempre le decía “bizcocho”.

“Chepe” se sumó, en las pasadas Elecciones al proyecto del PAN-PSD, pero no por hazaña u operación política de “Los Terrazas”, no ni con la visita de Marko Cortés se les atribuye a ellos, esos suelen colgarse de figuras polémicas.

“Chepe” se adhirió al proyecto de José Luis Urióstegui Salgado, hoy alcalde electo de Cuernavaca, porque en él -como en otros más- cabía la esperanza de que con el abogado, las cosas van a mejorar para la ciudad y sin duda también para la Barona.

Hoy, no hay otro “Chepe”, pues una de las líderes que marchó a su lado, la de la colonia Patios de la Estación, desistió de su lucha que los llevó a estar en varias notas locales, por amenazas, porque una hora antes del asesinato de su compañero de armas, también, como él recibió intimidaciones cobardes desde un número privado, en el que la obligaban a abandonar los pozos del SAPAC tomados por los vecinos.

“Chepe” hizo lo que en muchos años nadie había hecho ya en la Barona, lo escribo yo, nieta de un luchador social de este territorio, que en su momento impidió desde su trinchera que los banqueros les arrebataran sus tierras a los campesinos, sí, del periodista Cristóbal Rojas Romero, incluso conoció a “Chepe” cuando era apenas un niño. Antes los luchadores sociales fallecían de viejitos o, en casos muy extraños por serles incómodos al sistema.

Hoy, con cualquier asesino a sueldo le arrebatan la vida a alguien en su casa de gestión, “Chepe” quizás pudo hacer más, no solo por sus vecinos de la Antonio Barona, si no incluso también por todos los ciudadanos que aquí habitamos, era un líder nato. Pero con un arma corta le quitaron el último aliento.

“Chepe” deja un gran vacío en quienes lo conocieron y a quienes ayudó, ya sea de la Barona, de Milpillas, del Universo sobre todo de esas demarcaciones consideradas “cinturones de pobreza”, lo único que un día, se intentó por parte de sus amigos, es que a cambio, entre los vecinos se hicieran “la cooperacha”, para comprarse su motocicleta o incluso un auto, para que cuando existiera necesidad de moverse, poder llegar más rápido a dónde se requería la ayuda, no se logró, pero eso no provocó que desistiera de su gestión, él siguió hasta un día antes de su muerte.

“Chepe” quizás pudo ser un buen ayudante municipal, delegado o incluso diputado, pero a alguien no le gustó su activismo, su lucha social, le incomodó, los alteró.

Para los vecinos de la Barona ha sido un golpe tan fuerte, que no quieren que pase en vano su muerte, pues asumen que no habrá otro como él, que daba y actuaba sin pedir nada a cambio. Por ello decidieron que lo velarán en la entrada de la colonia, como delegado honorífico y, sin duda clamarán ¡justicia!