“Por Favor no me toques la cabeza”

En los últimos meses he visto muchas publicaciones acerca del espectro obsesivo compulsivo que lo pintan como algo divertido. El TOC no es una moda ni algo para tomar a la ligera; es una enfermedad que se puede convertir en altamente incapacitante para quienes realmente la padecemos.

Tengo tics verbales y motores (síndrome de Tourette) desde mi infancia y por lo mismo he sido objeto constante de burlas. La gente le decía a mis padres que tarde o temprano desaparecerían; sin embargo, se fortalecieron durante la secundaria y cuando ingresé a la preparatoria la cosa se tornó más seria, ya que comenzaron a aparecer mis primeras obsesiones.

Para ponerlos en contexto, las obsesiones son ideas o pensamientos de todo tipo que invaden la mente y están ahí presentes todo el tiempo, causando malestar, ansiedad, miedo o angustia. La única manera de neutralizar estas ideas es por medio de una acción repetitiva que se conoce como compulsión o ritual, una especie de fórmula mágica que provee tranquilidad momentánea. Las personas con TOC realizamos estas compulsiones con la finalidad de prevenir una supuesta amenaza.

Durante años creí tener estos pensamientos bajo control; por lo mismo, me rehusaba a buscar cualquier tipo de ayuda. Pero un día simplemente no pude más. Tanto los tics como los pensamientos y rituales, en su momento más álgido, llegaron a consumir la mayor parte de mi tiempo. El agotamiento físico y mental era demasiado y comenzó a cobrar factura en mi vida, al grado que, hasta la fecha, los médicos atribuyen mi fractura cervical a la severidad de los movimientos involuntarios.

Actualmente, gracias a la terapia, estoy más tranquilo, pero tengo momentos en los que los tics motores son demasiado intensos, o días en los que prevalecen los tics verbales y siento la imperiosa necesidad de gritar malas palabras o hablar repetitivamente de temas sexuales.

Por cuanto a las ideas obsesivas, salvo el miedo irracional al número trece, estas cambian constantemente, así que hay ocasiones en que tengo problemas con el orden y la simetría, con la limpieza, con el hecho de que la gente a mi alrededor me toque o simplemente evito personas o actividades que pudieran representar un peligro.

Por eso, con todo respeto, como alguien que vive y convive con el TOC todos los días, les pido que investiguen del tema y verifiquen la información antes de compartir cualquier tipo de publicación. Y créanme cuando les digo que “estresarse” por un pastel mal cortado no significa que tienen TOC.