¿Qué le pasó señor Presidente?

Por: Oscar Armijo

En su reciente visita a los Estados Unidos, López Obrador desperdició una oportunidad de oro para reprochar, de frente y sin tapujos, al presidente Trump por sus constantes ataques, humillaciones y discursos de odio en contra de la comunidad latina (principalmente los mexicanos).

Sin embargo, nuestro mandatario, más que exigirle a su homólogo las disculpas procedentes por llamar “violadores” y “criminales” a los inmigrantes mexicanos, se decantó por un discurso conciliatorio, plagado de elogios y agradecimientos.

Es triste ver que un político que suele atacar con ferocidad a sus adversarios (muchos de ellos producto de su prolífica imaginación), haya de pronto perdido la valentía que tanto lo caracteriza y decidiera callar en el momento en que más se necesitaba que alzara la voz.

Claramente la cuarta transformación considera la visita de López Obrador como un triunfo diplomático, más aún cuando Trump anunció que firmará una orden ejecutiva que abre a los “dreamers” una vía de acceso a la ciudadanía. Sin embargo, citando a Krauze, la subordinación nunca es diplomacia.

Así las cosas, mientras los demócratas toman nota de la visita del mandatario mexicano a la Casa Blanca, el “güero” tratará de capitalizarla de cara al proceso electoral que se avecina. Por lo que concierne a AMLO, todo parece indicar que el cubrebocas utilizado para viajar al país vecino hizo las veces de bozal, porque no lanzó ni mordidas ni ladridos, más bien se mostró tibio y servil ante su otrora rival, racista por excelencia.