¡Así se habla señor Presidente!
Por: Oscar Armijo
Dentro de las arengas de López Obrador durante la celebración del grito de la independencia, llamó mi atención no solo la falta de una dedicada a la loable labor del personal de la salud, que todos los días arriesga su vida para salvar la de miles más, en la batalla contra un virus de enormes proporciones; sino además el “viva el amor al prójimo” que se dejó escuchar desde el balcón presidencial, mismo que fue criticado por muchos pues lo vincularon con el tono religioso que suele caracterizar al discurso presidencial.
Sin embargo, se trate o no de un principio religioso, y aunque dichas palabras se tornan incongruentes viniendo de un hombre que a lo largo de su carrera política se ha dedicado arduamente a descalificar y denostar a los que considera sus “enemigos” o “adversarios”; lo cierto es que, a título estrictamente personal, estimo cobran relevancia considerando las lamentables circunstancias que laceran actualmente a nuestro país.
Así las cosas, por amor al prójimo, debemos, por ejemplo, sumar esfuerzos con quienes defienden causas justas, tratando de conocer y comprender -antes de juzgar- los motivos que impulsan su lucha. No se puede negar que en ocasiones se busca politizar situaciones como las que acontecen en la presa “La Boquilla” o en la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, pero al final de cuentas reflejan problemáticas sociales ante los cuales no podemos ser indiferentes.
De igual forma, con independencia de la cuestionable estrategia implementada para el control de la emergencia sanitaria (respecto de la cual he escrito en otras ocasiones), por amor al prójimo, como sociedad debemos adoptar las medidas recomendadas tendentes a reducir los casos de COVID-19, contribuyendo de esta manera al aplanamiento efectivo de la curva de contagios y, por consiguiente, a la disminución del número de defunciones.
Con relación al tema, recientemente se hizo viral en redes sociales el fallecimiento de “La Jefa”, un respetado integrante del conocido gimnasio Las Barras Praderas ubicado en el municipio de Naucalpan, a causa de coronavirus, en el cual no creía. Y como él, observo con impotencia que aún existe un número considerable de personas que dudan de la existencia del virus o minimizan sus efectos, exponiendo con su ignorancia y negligencia a otros que, en el marco de la “nueva normalidad”, buscan protegerse de una enfermedad que ha cobrado la vida de miles de personas alrededor del mundo.
Aunado a todo lo anterior, e impulsados por ese mismo amor al prójimo, tenemos que solidarizarnos también con las personas que han perdido su empleo o negocio en los últimos meses con motivo de la pandemia, y con las familias que han sido víctimas de la violencia e inseguridad que privan en el país, aun y cuando nuestro Presidente se muestre insensible y se refiera con sorna -en cadena nacional- al tema de las masacres.