¡La historia los juzgará!

Por: Oscar Armijo

En una carta dirigida a Maximiliano de Habsburgo, Benito Juárez, a quien idolatra fervientemente nuestro mandatario, concluyó con las siguientes palabras: “Es dado al hombre, señor, atacar los derechos ajenos, apoderarse de sus bienes, atentar contra la vida de los que defienden su nacionalidad, hacer de sus virtudes un crimen y de los vicios una virtud; pero hay una cosa que está fuera del alcance de la perversidad, y es el fallo tremendo de la historia. Ella nos juzgará”. Y tengo la certeza de que el gobierno en turno será juzgado a la postre con bastante severidad, pues si bien su recorrido por el poder se encuentra lejos de llegar a su final, en su primer trayecto se ha caracterizado por sus terribles decisiones y contados aciertos.

En ese tenor, le concedo la razón a López Obrador cuando afirma que los integrantes de la transformación de cuarta no son iguales a sus predecesores, ya que a todas luces han resultado peores. Y para muestra de lo anterior, basta observar que mientras el país se enfrenta a una caída histórica del PIB, al hundimiento de su economía, a la pérdida de miles de empleos formales y al dramático aumento de los índices de pobreza, el Presidente -cuyo cinismo ha alcanzado niveles insospechados- prefiere invitarnos a comprar “cachitos” para la rifa del avión presidencial, minimizando el hecho de que el grueso de las familias mexicanas tiene en estos momentos otras prioridades, dentro de las cuales no figura la de contribuir con una de las tantas ocurrencias del residente de Palacio Nacional.

De igual forma, pese a que el COVID-19 ha cobrado la vida de más de 60,000 personas, alcanzándose el escenario más catastrófico que se había proyectado, el subsecretario de salud continúa culpando a la obesidad, a la hipertensión, a la diabetes y a los malos hábitos alimenticios, en vez de asumir la responsabilidad que le corresponde y aceptar con humildad que su estrategia para el manejo de la emergencia sanitaria ha sido un rotundo fracaso.

Entre intentos por politizar la pandemia, notables incongruencias y contradicciones y desacertadas declaraciones, al otrora rockstar de la 4t de científico respetado no le queda nada; a tal grado su credibilidad se ha visto mermada que miles de usuarios en redes sociales lo han apodado “Doctor muerte”.

Al final del día, López-Gatell quedará en la memoria colectiva de los mexicanos como el principal responsable de las numerosas pérdidas humanas y, cuando llegue el momento, deberá responder ante los justos reclamos de una sociedad a la que lamentablemente le ha fallado. Sin embargo, su ineptitud coincide con la de casi todos los cuatroteros, de cuyo actuar es posible concluir que su fuerte es mentir, robar y traicionar a quienes los pusieron en el poder, cansados de las pésimas actuaciones de los gobiernos pasados.

De la misma manera, por lo que corresponde al mandatario federal, nos ha demostrado hasta el cansancio que ni perdona ni olvida, y, ante su incapacidad para gobernar, solo le resta montar desde sus mañaneras burdos espectáculos mediáticos, violentando en el intento aspectos fundamentales como el debido proceso y la presunción de inocencia. Pero como bien reza el popular dicho, las cosas caen por su propio peso, así que eventualmente la historia se erigirá como jueza de sus actos y el fallo para nada les será favorable.